Película chilena para pasar un buen rato frente
a la pantalla y su propuesta se basa en lo cotidiano, en lo que nos pasa y lo que nos podría
pasar si se quitara el filtro que cada uno establece en la relaciones entre
personas.
La protagonista vive una crisis existencial, su
tolerancia encuentra límites. Ella es una empleada que comienza a ser
desplazada de su trabajo por una nueva generación, el hijo de su pareja con
códigos muy alejados a los de ella, la sociedad en su conjunto con ausencia de
solidaridad y buenas costumbres…. hechos que la comienzan a estresar,
situaciones que le traen malestares físicos, que la llevan a buscar una salida:
perder el filtro y decir a todos lo que piensa… y esa verdad le comenzará a
traer otros tipos de problemas.
Frente a este argumento, las amenas actuaciones
nos llevan a disfrutar los avatares que debe atravesar y pasar un buen momento,
aunque no por ello es un film hueco, sin contenido, la realidad que atraviesa
es la misma que vivimos cotidianamente y su decisión forma parte de lo que
muchas veces querríamos hacer, por ello, en el momento adecuado, esta película
chilena es para tener en cuenta.
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