LA VIEJA DE ATRÁS

Una recorte de una realidad posible, que puede darse en forma lógica: un joven del interior, solo, que quiere estudiar en la capital, solo, desempleado y fuera de los códigos porteños, una octogenaria sola (la vieja) que replica a los tantos viejos, con su forma de vida y sus costumbres.

No supera el argumento la visualización de una convivencia generacional muy distante, pero pese a su lógica, el director incursiona en experimentos interesantes: los largos silencios pero llenos de palabras, palabras que cada espectador va intuyendo, creando y completando el diálogo ausente y posiciones de la cámara que hace que su centro no sean los personajes, sino el espacio y estos hasta pueden salir de la misma.

Una película que no llena, que no da respuestas, solo quiere entrar por una ventana, casi siempre cerrada, y mostrar una realidad capitalina que bien puede ser algo común y muchas veces repetible.-