Pero esta experiencia está enfocada desde una óptica particular y este análisis lo valora y pondera el neurólogo Oliver Sacks, dado que Hull narra en sus grabaciones las vivencias interiores que le producirá la ceguera: olvidar rostros, resaltar recuerdos fotográficos, experimentar como los sonidos estructuran los objetos y dimensionan los espacios, la lejanía afectiva con su familia al no poder vivenciar (o hacerlo de otra manera) las acciones cotidianas, el desconocer las reacciones de los rostros, etc.
El film se contrapone a lo dinámico porque el tránsito traumático a la discapacidad lo hace brumoso, lento y quizás no llegue a colmar las expectativas de un espectador que no esté predispuesto a iniciar el abordaje de la ceguera desde la experiencia de este profesor, esposo y padre (1923-2015) que deja no solo este testimonio oral, sino varias obras literarias sobre el análisis de la ceguera y la teología.
Un film que parte del "por qué a mi" hacia el "que hago con esto".
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