Un film que tiene que trabajarse, analizarse
desde la concepción religiosa que el director utilizó para sus diez breves film
que parten desde los diez mandamientos con que Moisés descendió hacia el pueblo
expectante de una ley que funde su pueblo, un pueblo desorientado en sus
prácticas religiosas, con prácticas politeístas de las religiones donde
estuvieron esclavizados.
Las limitaciones de Moisés para ordenar,
orientar a su pueblo en lo religioso y principalmente en lo moral, lleva al
escritor del Génesis a recurrir al mandato escrito de su Dios sobre una tabla y
ha sido y es tanta la profundidad de ese decálogo, que ha marcado por mas de
dos mil años la conciencia humana.
Kieslowski aborda uno a uno esos
mandamientos y comienza situando al primero en un determinado contexto
histórico: Polonia, democracia, surgimiento de los tecnologías informáticas,
apertura al mundo. Un padre docente, lingüista; su hijo inteligente; su tía
(hermana del padre) creyente.
El film aborda la existencia
humana mirada desde diferentes lados del prisma de la realidad: el enfoque
religioso que le otorga un sentido profundo, místico, trascendental, que supera
los límites de la vida y hace de ella una etapa a la espera de otra a través de
la muerte; un enfoque cientista, material, limitado a lo palpable, calculable,
como única forma de la existencia humana.
El director avanza sobre estas
posturas en dos adultos, mientras el niño observa, analiza, pregunta mirando a
cada uno de ellos, dos personas sensibles, buenas. Se suma la presencia ausente
de una madre que se fue, no está y hasta podría ser que hubiese muerto.
También se marca la presencia
observadora, profunda, mística, de una hombre que personifica al testigo de las
realidades, un hombre sufriente frente a ellas, pero que sin dejar de ser lo
que es, muestra intensamente como arde su fuego en medio de la crudo invierno
polaco.
El film desborda en respeto hacia
las diferentes posturas frente a la vida y revela a un director que sin que se
haya declarado ateo es intensamente religioso y muestra como está marcado en la
conciencia humana, ya sea en la niñez como en los adultos, la marca de la
existencia de “alguien”, de “algo” más. En algunos desde su convicción, su fe;
en otros desde la búsqueda de sentido: “qué es la muerte?”, para qué calcular
si el perro ha muerto? y en los más escépticos… la llegada de lo trascendente
en el momento del oscuro y profundo dolor.
Breve (53 minutos), sencilla,
profunda, existencial y bella en muchos momentos: las miradas del niño, el rol
del padre frente a su hijo y el magnifico abrazo de su tía cuando tiene que decirle
lo que es Dios.
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