LA ESCAFANDRA Y LA MARIPOSA

Si pensas en un argumento creado sobre el tema uno se queda con una perspectiva al mirar el film que no es la correcta. Hay que mirarlo desde la crónica de una vida real. Desde esta mirada brinda una experiencia enriquecedora de esperanza y lucha.

Las imágenes de la escafandra y las mariposas cristalizan el mensaje a transmitir y uno palpa que aún desde los más profundos límites que nos presentan las circunstancias, se pueden generar acciones superadoras, transformadoras de la realidad, de uno y de los otros.
Solo basta cerrar una o dos veces los ojos para decir que "cada día yo te espero"; esa dualidad de lo muerto exterior y la profundidad de lo interior, se puede superar solo con lo magnífico de la voluntad humana, la solidaridad y el poder ser, junto con lo que los otros pueden brindar.

Lo efímero que nos presenta la vida en cada automática y repetitiva respiración se presenta como una constante en toda la película, de un instante al otro instante hay una distancia que en algún momento puede ser palpable, dejar de ser habitual y repetitiva, para detenerse y marcar otra forma de vida o de muerte.
El trabajo del director marca el punto supremo humanizando una cámara y mostrando lo que queremos ver desde el mismo protagonista.

Su voz, que es solo interior, se nos vuelve cuestionadora de todas las exigencias que le proponemos o exigimos a los otros, y que solo se generan desde lo que consideramos nosotros que debe ser y no desde aquel al que le hablamos.

Dura, profunda, con esporádicos atisbos de gracia, que pese a la escafandra surgen como parte de la misma vida.


Debe llevar a pensar, analizar.... que si solo puedo comunicarme con un párpado.... cuánto puedo hacerlo con todo mi cuerpo, cuánto es entonces lo que no se comunicar, cuanto desaprovecho para decirte "cada día yo te espero"

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