LA ODISEA DE LOS GILES

Película que identifica en su plenitud a los argentinos que atravesamos la crisis del 2000. No es exclusiva de estos espectadores, pero será necesario profundizar, aunque sea fríamente, todo lo que dicha situación acarreó a la clase media crédula del sistema financiero. Amena, placentera, para disfrutar entre amigos y familiares, un estilo que garantiza lo exitoso regresando a las viejas fórmulas de abordar los dramas desde lo tragicómico.

Dos horas son muchos minutos frente a la pantalla, pero estos transcurren disfrutándose las equilibradas actuaciones y empatizándose con varias de ellas.

¿Esta novela de Eduardo Sacheri es una historia que puede adaptarse al cine? Pregunta que podría analizarse desde varias ópticas. Desde su título original el autor no repara en anticipaciones, varios sucesos resultan predecibles de escenas y acciones posteriores, porque la estructura del relato posee el sustento de la fluidez en los diálogos y en una narrativa descriptiva de los personajes, donde el lector se va identificando con ellos. Uno pasa a ser alguno de los personajes de Eduardo Sacheri.

El film es fiel a dicha narrativa, aunque ello deje al descubierto escenas, finales predecibles y presenta momentos que carecen de solidez argumentativa. En el cine son debilidades y en el cuento, virtudes que pueden darse sólo en Argentina: un jardinero que desconoce su oficio pero que es admitido en un lugar que debería ser reservado, que sólo una persona conociera la obra realizada en un campo cuando la misma denota participación de varios oficios, que un grupo de vacas permanecieran en un corral y que nadie descubriera lo que hay dentro, etc.

Pero esto es un abordaje sobre un argumento que el espectador no le interesará detenerse en su análisis, porque este drama nacional cuenta con la necesidad de reivindicar a todos los giles que creyeron en el sistema: un momento histórico que superó la crisis económica para llegar a situaciones extremas en la vida de las personas. Nada es poco hacer - como la escena final de Brandoni con el mate - para que esos delincuentes pudieran recibir la merecida justicia y en este caso, a través de las manos de los vecinos cooperativistas de un típico pueblo del interior bonaerense.

Ciento veinte minutos para disfrutar, saboreando lo que muchos haríamos en esa misma situación, porque en definitiva sabemos que estas lacras siguen elucubrando acciones para explotar lo que otros han logrado con su trabajo. Un drama con revancha, con humor, con empatía. Sostenido con temas musicales del rock nacional donde la letra se relaciona con el momento musicalizado. El trabajo en escena es de valorar, bien ambientada, respetando la cultura del interior, con esos personajes que no pueden faltar en un pueblo.

Sin dudas….para ver y si es necesario, explicar a los que no vivieron esta etapa del país, aunque para muchos nos hubiera gustado que la justicia no sólo quedará en manos de algunos vecinos sino que esa gente no se paseara por el pueblo con el único castigo del repudio colectivo.