Dos hermanos inseparables desde su nacimiento
enfrentan la llegada a Estados Unidos: la escasez de trabajo digno, la falta de
hogar y la necesidad de incursionar en cualquier oficio para poder subsistir.
Dos artesanos que encontrarán, gracias a la
restauración de elefantes realizada en su país, un lugar en la escenografía de
Hollywood. Allí encontrarán su familia y lograrán la visita de su padre a esta
nación americana.
Varias situaciones paralelas que los directores
del film intentarán presentar en imagen, la de los hermanos, la relación
directa entre el cine y la arquitectura, la relación entre un país que se
inicia e inmigrantes que dejarán en el su impronta y el nexo que realizan con
los elefantes, entre Babilonia y Hollywood.
Un intento que desde este argumento resultará
apasionante, pero que desde el film deja vacíos pese su extensa duración.
Solo los actores italianos transmiten lo vibrante
y apasionado de su cultura, los afectos y mandatos familiares, sus rostros de
gringos en el extranjero, etc… resulta difícil observar esta ausencia. También
resulta vertiginoso un final forzado en escaso tiempo, si bien el mensaje, en
su totalidad necesita ese final, el mismo está exigido para que la coincidencia
pueda permitirlo.
Es grato apreciar un guión que se teje desde
varios puntos y que se conjugan para producir un mensaje con sentido. Palpar
los mandatos familiares de la cultura italiana permiten comprender la unión
pese a la distancia, tanto con los parientes, como con su propia cultura.
Hay varias escenas con mucho peso, que
transmiten mensajes concretos: la
bendición de unidad del padre a sus dos hijos y su mandato. La escena de
la bendición de la mesa del padre recriminando a los hijos que debían regresar
a su patria, la unión arquitectónica de los elefantes dentro del escenario de
Hollywood y el final como un circulo en los caminos de la vida.
Grato momento para disfrutar.
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