Así transcurre este tercer film (antes de
amanecer, antes del atardecer) donde nos muestra después de varios años, que
aquel final abierto del segundo film se concreta en la convivencia de la
pareja.
La vida como matrimonio, sus hijas y la relación con el hijo del
protagonista, los llevarán a situaciones que parecerían que siempre existieron,
pero que ahora se ven cristalizadas al no congeniar las visiones que ya desde
el primer film el espectador distinguía.
Los extensos diálogos se reiteran en un
ambiente de mayor distensión, unas vacaciones junto a otras parejas. Un momento,
que al dejar las actividades cotidianas, los descubren frente a frustraciones,
negaciones, desencuentros y que los llevan a que los diálogos amenos de los
anteriores filmes se conviertan en discusiones y agresiones verbales que
descalifican uno al otro.
La trilogía nos muestra tres “fotos”, en tres
momentos de la vida de esta pareja. Momentos que pueden ser los de muchos,
llevando a identificarse con posturas e inquietudes de los protagonistas.
Es interesante verlas en su totalidad y con un
análisis intermedio que ayude a construir, como un flash, la síntesis de una pareja,
su primer encuentro y las resignaciones del final.
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