Una mirada superficial puede ser la que nos introduzca en el film, observando como es la vida de tres personas, como se relacionan, como es cada una de sus vidas, teniendo en mente este sexto mandamiento. Pero quedarnos en la superficie es la manera de no poder ingresar al mensaje que transmite el director en este nuevo mandamiento.
Kieslowski no dejará su objetivo, humanizar, comprender, adecuar los duros mandamientos bíblicos al corazón humano.
La relación entre una mujer madura, un joven inexperto y una mujer mayor que lo hospeda, están rodeadas de simbología: llamarse Magdalena, llamarse Tomas, utilizar el péndulo judío de sanación (el metutelet), la distribución y derrame de leche, las cartas sobre la mesa, la sangre en el agua purificadora... son todos indicios que deben llevar a profundizar el mensaje.
Las diferentes formas de comunicación que se utilizan, evidenciando su carencia (por algo Tomas conoce varios idiomas y trabaja en un correo) profundizan la falta de afectividad, la soledad de cada uno, que los llevan a los tres a mirar al otro a traves de un catalejo.
El director aborda un tema moral haciendolo muy cercano a la salud, pero desde corazones buenos que padecen, que sufren por diferentes motivos.

Podríamos decir que en los tres protagonistas hay actos impuros, pero se pone sobre la mesa el análisis de lo puro, de lo verdadero. Entre Magdalena y Tomás no hay indicios de maldad, hay indicios de humanidad que a cada uno lo llevarán a encontrarse verdaderamente con lo que son y dar pasos hacia el respeto por el otro.

Excelentes interpretaciones...
ResponderEliminarSiempre espero tu comentario para aclarar lo oscuro y ver a través de tus ojos lo que nos mios aun no ven...
Mafalda